UC Temuco, primera Universidad en Chile en implementar SCT-Chile en todas sus carreras

El Sistema de Créditos Transferibles, entre otras cosas, permite la movilidad estudiantil nacional e internacional dado la legibilidad entre instituciones de educación superior.

En el periodo 2009-2014 la Universidad Católica de Temuco implementó en un 100% de los programas y carreras de pregrado el Sistema de Créditos Transferibles (SCT – Chile) siendo una de las primeras universidades del país en completar este proceso.

La iniciativa, surge luego de la firma del Acuerdo de Valparaíso en el año 2005, donde los rectores de las universidades del CRUCH encomendaron a sus vicerrectores académicos, con el apoyo del programa MECESUP, abordar el desarrollo de un Sistema de Créditos Académicos que permitiera mejorar la legibilidad de los programas de estudio, conocer la demanda de trabajo académico que los planes de estudio le exigen a los alumnos y generar movilidad estudiantil universitaria en Chile y en el extranjero.

“Para nosotros es significativo haber acogido la propuesta del CRUCH, lo que se traduce en que hoy el 100% de las carreras de la Universidad estén bajo el modo del SCT-Chile, lo que va a permitir, entre otras cosas, que nuestros estudiantes puedan convalidar sus cursos tanto con instituciones nacionales como extranjeras y así ampliar sus posibilidades de aprendizaje y experiencias”, señaló el vicerrector Académico de la UC Temuco Dr. Fernando Peña.

Al definir los objetivos de lo que sería el Sistema de Créditos Académicos Transferibles (SCT-Chile), las universidades se plantearon la necesidad de poner el foco en los estudiantes a la hora de diseñar los planes de estudio y, con ello, balancear la carga académica de éstos, hacer más eficiente el proceso de enseñanza y aprendizaje, mejorar la legibilidad de los planes de estudio, las convalidaciones y el reconocimiento de los aprendizajes de los estudiantes entre las diferentes instituciones, favoreciendo así la movilidad estudiantil.

“El SCT busca medir, racionalizar y distribuir el trabajo académico de los estudiantes entre las diversas actividades curriculares que componen su plan de estudio, lo que significa que 1 crédito en la práctica implica 28 horas de trabajo del estudiante, sea en condición de presencialidad, de labor mixta con el profesor o autonomía en cuanto al trabajo propio que realiza el joven”, explicó el Dr. Fernando Peña.

De este modo, se pensó en un sistema directamente vinculado con los procesos formativos, estableciendo el desafío de cambiar la atención de los procesos de enseñanza a los proceso de aprendizaje. Así, la preocupación no debe estar puesta en los contenidos que deben ser cubiertos, sino que en el tiempo que demora cada estudiante en lograr los aprendizajes esperados, cambiando profundamente el sentido de cómo se aborda la formación académica.